2014/03/30

Peñafiel, en plan de vinos (II)- Ribera del Duero, otra vez.


Mientras insertaba estas fotos en el blog, me he puesto a ver las que ya había añadido hace tiempo en otros artículos sobre la Ribera delDuero, y me he dado cuenta de que no he estado nunca allí con calor, con hojas en las cepas o con uvas en las viñas… Se ve que el destino me atrae más en invierno (el lechazo y el vino sin duda saben muuuuuy ricos con el frío).



Este año hemos ido con la Primavera recién inaugurada, y las cepas ya comenzaban a llorar también por allí. Algunas de sus grandes bodegas no temen las heladas que aún están por llegar, seguro, con un sistema anti-heladas en el viñedo que deja claro que no se la juegan ni un solo día (yo lo vi al menos en Vega Sicilia).



Y esta visita tuve tiempo para conocer un poco más Peñafiel, y tengo que reconocer que mi opinión no ha hecho más que mejorar desde la primera vez que viajé a la Ribera. Se ve que me estoy, poco a poco, Riberando, como dice la campaña de Turismo de allí: Ven y Ribérate.


Además de pasear sin prisa por Peñafiel, tuve tiempo de visitar dos bodegas, una más moderna y otra más antigua pero recientemente renovada: Legaris, del grupo Codorniu, en primer lugar y Finca Villacreces, la segunda.



De las dos visitas, sin entrar en detalles, me llevo un recuerdo muy dispar. 


La atención en ambas fue fantástica, las dos bodegas impecables con detalles cuidados al máximo, bien organizadas las visitas y la cata muy bien en ambas, pero tengo que poner una pega muy grande a la primera, a Legaris, y no es nada en concreto de la visita que yo hice, sino de cómo conciben ellos visitar una bodega, que no es para nada lo que yo espero, y la pega es que la bodega la vimos, sí, pero a través de ventanas, a través de cristales… Desde lejos.


Lo que no se ve a través de los cristales es mucho, pero lo que no se siente es mucho más, el cambio de temperatura entre las salas, el olor a roble en la sala de barricas, el silencio, el olor a vino cerca de los depósitos… Me gustaría saber qué os parece a vosotros, no sé si habéis hecho más visitas así, pero a mí me decepcionó bastante.

En fin, casi todos los que visitamos una bodega sabemos ya cual es el proceso de producción, aunque sea someramente, lo que queremos es ir, ver, caminar entre barricas, toquitear un poco… ¿o no? Si que es cierto que en muchas bodegas se ha acristalado alguna de sus zonas de producción para poder enseñarla en tiempo de vendimias (recuerdo Alcorta), pero en ninguna hemos estado tan lejos de la bodega como en esta.


Al margen de esta pequeña crítica, la visita a la Ribera del Duero vale mucho la pena y os contaré más sobre ella en otros artículos. 

¡Que tengáis una gran semana!

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