Sin vergüenza, así es como me atrevo a
poner aquí mis fotos, porque a pesar de que estoy en proceso de mejorar la
calidad de mi fotografía, el curso que estoy haciendo no ha hecho todavía mucho
efecto en mí, y aun así, voy yo y sigo dale que te pego venga hacer fotos y
publicarlas. Sé que en poco tiempo querré borrarlas todas y eliminarlas cuando
el conocimiento me dé más pudor, pero hasta entonces…
El viñedo es un paisaje increíble, cambia tanto a lo largo del año, tiene unas texturas tan bonitas... y las cepas, en vaso sobre todo, tienen un increíble sentido escultórico natural que no hay más remedio que fotografiarlas y tocarlas...
Estas fotos son de Briñas, un pueblo precioso de la Rioja alta, junto al Ebro, con la Sierra Cantabria al fondo y al atardecer de cualquier día de febrero.
La viña recién podada, la luz del
atardecer, el frío en la cara y manos y, sobretodo, el silencio del
campo a esas horas de la tarde, hacen que el paseo merezca la pena de sobra.
Que tengáis un gran fin de semana.